Amanece en el barrio de Oporto, Madrid. Son las nueve de la mañana y ya se ve gente por los bares, desayunando un café caliente o comprando algo de tabaco en el estanco de la avenida. Es viernes, y hay que coger fuerzas. Este rincón de la ciudad forma ahora parte de uno de los distritos de moda, Carabanchel. Una encuesta reciente realizada y publicada por la revista Time Out le otorgó la medalla de bronce en el ranking de los lugares más cool para vivir no solo de España, sino del mundo. Pero algo no cuadra: hay ratas.
Recién entrado septiembre, el servicio de salud pública del Ayuntamiento de Madrid reconoció que se habían detectado roedores en el alcantarillado de Oporto y en Valle de Oro, un parque infantil de la zona. El departamento encargado de la gestión y prevención de plagas en espacios comunes advirtió de varias madrigueras de ratas en el distrito de Carabanchel. Especialmente, en las zonas mencionadas. En un comunicado, el equipo municipal aclaró que a estos animales se les realizará un seguimiento y su presencia se tratará según los mecanismos de prevención. ¿Cuáles son, y cuánto han tardado en hacer efecto?
48 horas de margen
Es el servicio de Madrid Salud el que actúa ante las plagas. Sobre la alarma en Carabanchel, tras el avistamiento del verano, explican que, por norma general, han de atender los avisos que reciben en menos de 48 horas. Así afirman haberlo hecho con las ratas en Oporto. No saben cómo empezaron a hacerse ver, pero en otras ocasiones ha ocurrido a raíz de incidencias ambientales que afectaran al alcantarillado o propiciaran la aparición de madrigueras. Tanto en aquellos casos como en este último, la solución pasa por redoblar la limpieza y los tratamientos hasta que se extingan.
Es el departamento de control de vectores el que lo coordina todo. El Ayuntamiento de Madrid responde a este periódico que la partida destinada a deshacerse de las plagas aumentó de 1,2 a 2 millones de euros, aunque no detalla de qué fecha a qué fecha se produjo el cambio. Pero los vecinos de Oporto, aunque muchos crean que sí, aún no han despertado de la pesadilla de las ratas. Fuentes del Consistorio trasladaron el lunes que “en los últimos días” ha vuelto a detectarse una madriguera en el pasaje del Valle de Oro, donde también fueron avistadas meses atrás.
José Soriano fue uno de los vecinos que dio el aviso. Tiene 35 años y hace nueve que vive en el barrio. “Cada vez va a peor“, resume así su estancia. En su tiempo libre gestiona una cuenta de Twitter (@PasaenOporto) en la que publica fotos y denuncia la suciedad u otros problemas del lugar. El pasado 2 de noviembre se hizo eco del comunicado en el que Madrid Salud anunciaba la presencia de ratas. Entonces mandó un aviso como particular y la respuesta fue una confirmación, más que cualquier otro añadido. Aunque él mismo reconoce que hace tiempo que no ve ninguna, denuncia que el barrio tiene otros problemas que le preocupan más: “La limpieza, las concentraciones ruidosas en la plaza, o la seguridad…”
Verano entre roedores
Aunque ahora parecen estar de vuelta, no es Oporto el epicentro de las ratas en Madrid. Según los datos oficiales más recientes, de 2018, en la cima está Puente de Vallecas. Como Carabanchel o Arganzuela, esta zona también encendió la alerta en verano por roedores. Entonces se detectaron varios focos activos, aunque en el barrio carabanchelero todo parecía un mal sueño: apenas unos meses después, nadie dice haber visto ni saber nada. El Ayuntamiento de Madrid, no obstante, confirma que en Oporto continúa un foco activo que a día de hoy puede extenderse. Las ratas siguen ahí, solo que están bajo tierra.
“¿En serio, ratas?“, se sorprende Juan Carlos, un operario que cada día trabaja entre Oporto y Vístalegre. Conoce bien ese asfalto, y “ni antes ni ahora” ha avistado animales de este tipo correteando por allí. Se le ocurre algo. “Puede que en la plaza grande alguien sepa algo”, y señala al otro lado de la carretera. Cruzando el semáforo se abre una plazuela que alberga un pequeño parque, varios bancos de piedra y diversos negocios alrededor. Es sin duda el centro neurálgico del barrio, donde muchos comienzan y terminan el día.
Nada más llegar, latas de cerveza, basura, chicles pegados al suelo o a las papeleras. Una trabajadora de limpieza viaria que ese viernes hacía el turno de mañana se reía, irónica, ante la sola pregunta. “Ratas no sé, pero litronas de cerveza, ¡todas las que quieras!“, exclamó, mirando de reojo varias latas, botellas o cartelería arrugada bajo los árboles o en el suelo. Carmen, que así se llamaba, lleva semanas haciendo la ronda en esa zona y hasta la fecha, aunque “algo había oído”, no ha visto ni rastro de animales saliendo de las alcantarillas.
De hecho, una de las hipótesis a las que apuntaron desde el Ayuntamiento era precisamente la acumulación de basura como posible origen de las ratas. “Hemos encontrado muchos enseres fuera de las papeleras y eso favorece la salida de roedores”, afirman desde el Consistorio madrileño. La forma de actuar, quitando la prevención y la limpieza, se basa en colocar “cebos” y taponar las “alcantarillas o canalizaciones públicas cercanas”, o pedir más prudencia a las comunidades de propietarios de la zona a la hora de dejar basura a la vista, por ejemplo.