Los mejores años de Sergio Ramos han pasado y no encaja en el modelo de regeneración del Sevilla, que busca futbolistas jóvenes para sacarle una rentabilidad económica. Esta es la explicación que dio Víctor Orta, el director deportivo del club hispalense, en la primera semana de agosto. José Castro, el presidente, ratificaba estas palabras en Atenas, antes de la final de la Supercopa de Europa contra el Manchester City, y daba por imposible el retorno del de Camas. “¿Sergio Ramos quiere venir al Sevilla? Y yo quiero un avión”, sentenció Castro. El mal inicio de Liga, con tres derrotas y una alarmante fragilidad defensiva, ha sido fundamental para cambiar la opinión de dos dirigentes desesperados. Sergio Ramos se ha salido con la suya. Volverá a defender el escudo del Sevilla.
Es una operación fuera de las fechas de mercado que se puede realizar por estar libre y por el enorme deseo y empeño que han puesto los Ramos. Tanto Sergio como su hermano y representante René han estado todo el verano moviendo sus hilos para abrirse las puertas del Sevilla. Conseguirlo no era sencillo, pero la perseverancia y tener un entorno con fuertes vínculos con el club les llevaron a apurar el mercado. Los Ramos han dejado de lado otras ofertas económicas más importantes del fútbol turco (Galatasaray) y el saudí (el Al Ittihad, equipo en el que juega Benzema) con el propósito de que se produjera un milagro.
De esta manera, logra volver al club en el que se formó y del que se marchó hace 18 años. El divorcio era total. Irreconciliable. Ha hecho más Sergio Ramos para ir al Sevilla que el club por acabar de aceptar que es un futbolista útil y necesario para una plantilla que inicia la temporada con los mismos fantasmas de crisis que aparecieron en la pasada con la amenaza del descenso. José Luis Mendilibar no mira el DNI, se fía del rendimiento y confía en el compromiso y la experiencia. Al Sevilla le hace falta un revulsivo, un líder en el césped que levante a un equipo muerto, con problemas en defensa y, sobre todo, de jerarquía. Eso se lo da con toda seguridad Ramos. Otra cosa es comprobar qué nivel de intensidad, velocidad y fiabilidad es capaz de sumar a sus 37 años.
Reconquistar al sevillismo
El riesgo de un descalabro está ahí. Existe la posibilidad de que la operación sea un fiasco, pero la unión entre Sergio Ramos y el Sevilla se justifica desde el compromiso de un jugador que es de la casa, canterano, que se marchó joven al Real Madrid, ensució su imagen Del Nido padre, se convirtió en un ídolo del madridismo y se puso al sevillismo en su contra por lanzar un penalti a lo Panenka en el Sánchez Pizjuán y celebrarlo como una venganza contra los Biris Norte.
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Kike Marín
Sergio Ramos lleva todo el verano llamando a la puerta del Sevilla, tirando de contactos con influencia en el club, mediáticos y futboleros. La figura de Joaquín Caparrós, su padre deportivo, es clave. En el vestuario tiene un gran amigo. Jesús Navas estará contento del regreso del central. Ramos lo ha conseguido, no ha perdido la esperanza de un retorno que descartó la dirigencia y el director deportivo, que era impopular y que merece una reflexión. Podía haber escogido el fútbol saudí, los millones, y ha dado prioridad a su sevillismo.
Es un fichaje extraño que hay que enmarcar dentro del romanticismo del fútbol. Cada vez hay menos casos y, si no, solo hay que ver lo que hizo el joven Gabri Veiga. Lo de Ramos recuerda a lo de Modric. Jugadores que ponen en valor la pasión de jugar y triunfar donde se sienten a gusto y dan portazo a los petrodólares. La oferta del Al Ittihad superaba los 10 millones de euros netos anuales y el sueldo que va a cobrar en el Sevilla, por una temporada, está en los dos millones.
Se juega mucho
El relato de José María del Nido padre, de culpar a Ramos de su salida del Sevilla y señalarle como un traidor, caló en un grupo hostil que envenenó a la masa social. No ha sucedido en otros casos de traspasos al Barcelona y ha habido bastantes ejemplos. Ramos quedó como un demonio, sufrió el rechazo, el desprestigio y su familia dejó de ir al Sánchez Pizjuán. Pero no se le fue de la cabeza la idea de un regreso al Sevilla. “Mi equipo es el Sevilla”, es una de las confesiones que siempre hace Sergio. Es un cabezota, pero también un valiente porque se juega mucho y se le va a pedir que lo haga todo perfecto, que gane duelos, partidos y reconquiste el corazón del sevillismo que no es partidario de abrirle las puertas.
Lo que tiene Ramos es mucho valor y motivación para aceptar un desafío complejo, llegar para echarse el equipo a sus espaldas, sin pretemporada, con una inactividad prolongada y la mirada crítica de los que no le quieren. A Ramos le pasa algo parecido a lo de Isco. Desde que se fue mal del Real Madrid no ha tenido suerte con las lesiones ni protagonismo. Tocar fondo en su primera temporada en el Paris Saint-Germain y resurgir en la segunda le lleva a agarrarse a la fe de una remontada profesional en el Sevilla. Parece un milagro y en esto ya está curtido Sergio Ramos.
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“Es un día muy especial. Volver a casa es una alegría tremenda. No tenía sentido irme a ningún sitio sin pasar antes por aquí. Era una deuda con mi abuelo, con mi padre, con el sevillismo, con Puerta y muchas cosas que han significado mucho. Creo que era el momento”, son las primeras palabras de Sergio Ramos nada más llegar a Sevilla y pasar el reconocimiento médico en Madrid.