El siglo XXI ha sido testigo de una revolución en tecnología y salud. Una innovación notable es la telesalud, posibilitando el diagnóstico y tratamiento a distancia, un recurso especialmente útil en regiones remotas y durante pandemias. Además, el desarrollo de la inteligencia artificial ha posibilitado grandes avances en el diagnóstico y monitoreo de enfermedades crónicas, proporcionando a los médicos las herramientas para ofrecer una atención más personalizada y eficiente. Si bien estas innovaciones ofrecen enormes beneficios, también plantean dilemas éticos y de privacidad. Es fundamental que continuemos debatiendo y regulando estos desarrollos para garantizar un futuro en el que la tecnología de la salud sea accesible y beneficiosa para todos.