El final del verano ha vuelto a dejar una intensa destrucción de empleo. Agosto cerró con una pérdida de 185.385 afiliados según los datos que ha difundido este lunes la Seguridad Social. Tras esta caída, el número total de cotizantes en el mes se situó en 20,7 millones, el agosto con mayor ocupación de toda la serie histórica. Sin embargo, la reforma laboral sigue sin conseguir que se destruyan decenas de miles de empleos al inicio y final de las vacaciones pese a la estabilización en la contratación. La evolución del empleo en julio y agosto indica que el PIB habría seguido creciendo durante el verano, aunque a un ritmo inferior al registrado en los dos trimestres precedentes.
La destrucción de empleo fue algo más leve que en los años anteriores. Por ejemplo, en agosto de 2022 se perdieron casi 5.000 empleos más y, en los años previos a la pandemia, se destruían unos 20.000 empleos más en los meses de agosto. De hecho, si se descuentan los efectos estacionales y de calendario, España habría creado cerca de 18.000 empleos, cifra muy similar a la de junio. En definitiva, se ha producido una cierta mejoría que es insuficiente para evitar la gran volatilidad del mercado laboral durante el verano.
La caída de la afiliación se concentró especialmente en contratos fijos indefinidos, ya que estos no se contabilizan como afiliados cuando están sin trabajar. En total, este tipo de contratos representaron casi el 40% de la caída del empleo, lo que supone la pérdida de algo más de 61.000 cotizantes. En estos se incluye especialmente trabajadores del campo y de la educación que ahora tienen contratos fijos discontinuos. También hubo una intensa destrucción de empleo temporal, con casi 33.000 cotizantes menos.
Sin embargo, uno de los datos que más destaca es el del empleo indefinido ordinario, que registró una caída de 40.000 trabajadores, una cifra nunca antes registrada. De estos, 27.000 tenían un contrato a tiempo parcial y otros 13.000 eran a tiempo completo. Esta destrucción de empleo indefinido indica que una parte de la temporalidad real se ha trasladado desde las modalidades contractuales temporales a las indefinidas, lo que explica que se mantenga esta gran oscilación del empleo incluso tras la reforma laboral.
Prácticamente, todos los sectores destruyeron empleo a lo largo del mes de agosto, ya que muchas empresas siguen optando por finiquitar a sus trabajadores para no pagarles las vacaciones. La educación volvió a destacar por encima de las demás con 60.000 empleos destruidos. Solo este sector es culpable de un tercio del empleo perdido. La construcción y las actividades administrativas y auxiliares (relacionadas con el mantenimiento de las oficinas) perdieron cerca de 17.000 empleos; el ocio y la cultura, cerca de 16.000 empleos, e incluso las actividades profesionales, científicas y técnicas (servicios de alta cualificación) destruyeron más de 14.000 puestos de trabajo.
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El último día de agosto volvió a ser una sangría para el empleo, lo que muestra la gran estacionalidad que todavía conserva el mercado de trabajo pese a la reforma laboral. El día 31 fueron dados de baja 263.000 trabajadores, una cifra muy similar a la del año anterior, cuando fueron 269.000 bajas. Y, antes de la pandemia, solían ser unas 300.000 bajas. Es posible que se haya producido cierta mejoría, pero agosto sigue siendo un mes en el que muchos trabajadores pierden su empleo.
La otra cara de la misma moneda fue el aumento del paro. A lo largo del mes, se registraron en las oficinas de empleo casi 25.000 nuevos desempleados. De esta forma, el número de parados recuperó la cota de los 2,7 millones. Sin embargo, el paro aumentó en una cifra muy inferior a la destrucción de empleo, en buena medida porque los trabajos perdidos son de contratos fijos discontinuos que, aunque dejan de trabajar y contabilizar en la estadística de afiliación, no se cuentan como parados por mantener una relación contractual con su empresa. El incremento del paro fue el menor desde el año 2016, con la excepción de 2021 (verano en el que terminaron las restricciones de la pandemia y se dispararon las contrataciones).
Este balance de afiliación y paro es algo mejor que el de agosto de 2022, lo que se traduce en una aceleración del empleo y de la reducción del desempleo. El número de cotizantes a la Seguridad Social sigue creciendo claramente por encima del medio millón anual. En concreto, este agosto fueron 555.000 cotizantes más que en agosto del año anterior. Se consolida así la aceleración del empleo, ya que, al inicio del año, el ritmo de crecimiento cayó por debajo del medio millón. En cuanto al número de desempleados, la cifra se ha reducido en 222.000 personas en el último año. De esta forma, el paro se sigue reduciendo a una tasa del 7% anual.
A lo largo del mes se firmaron casi 1,1 millones de contratos, el dato más bajo en un mes de agosto desde el año 2013 gracias a la estabilización de la contratación. El 38,5% fueron indefinidos y el 61,5%, temporales. Se trata del porcentaje más bajo de contratos indefinidos desde que entró en vigor la reforma laboral. En cualquier caso, siguen siendo muchos más los indefinidos que antes de la reforma. Por ejemplo, en agosto de 2019 apenas fueron indefinidos el 8% de los contratos firmados.